Que aprendan los sabios a vivir así,
como tu has demostrado saber vivir
sin si quiera tener el coraje para herir
y sin embargo el valor de estar siempre ahí.
Cuando más son los años que cuento
más te quiero, no sólo por ser mi luz
sino por ser digna de uno que fue cruz
y ser de la pena el más poderoso ungüento.
Te respeto por haber siempre demostrado
que aun con frustraciones no se malvive,
y que cada una de ellas, sin duda, nos sirve
para entender y superar nuestro pasado.
Espero no ser nunca indigno de ti
es por eso que me cambio todos los días
esperando de que alguna de esas vías
me lleve rauda de donde vengo, de ti.
Como madre has sido espléndida
como maestra has resultado guerrera
y aunque nada fácil ha sido esta carrera
tu nunca la diste, ni por un atisbo, perdida.
Y con el recuerdo de este gran recorrido
pienso basar hasta el último de mis días
por mi madre, que me quiso como mejor sabía
viviré sabiendo que viví como es debido.
Te quiere tu hijo y aprendiz.
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