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miércoles, 18 de enero de 2012

Mercado de valores


                Una vez en un pequeño pueblo apartado, llegó un extraño hombre. Vestía con un estilo especial, la cara rasurada, el pelo hacia atrás y hablaba de una manera atractivamente hipnótica. El hombre empezó hacer amigos, contando historias sobre la gran ciudad y los habitantes del pueblo empezaron a frecuentar los mismo bares que él, para poder coincidir y recibir esos informes de primera mano, de un mundo que desconocían.
                Pasado un tiempo, el hombre se dirigió al grupo presente ese día en el bar de siempre, i les dijo que estaba muy interesado en unas plantas que crecían en sus parajes, hasta el punto que pagaría un euro por cada cinco plantas que le trajesen. Los hombres y mujeres, un poco incrédulos, salieron a buscar unas cuantas de esas plantas para comprobar la veracidad de esas palabras. El hombre pago a cada uno de los que trajeron las plantas. Los habitantes, al ver que era cierto, se lanzaron al bosque y empezaron a traer todas la plantas que pudieron. El hombre, las compró todas.
                Con los días, la dificultad para encontrar plantas creció hasta el punto de que la gente perdió el interés, ya que el tiempo que requería juntar las cinco plantas, no compensaba el euro. Entonces el curioso visitante, se volvió a ellos aumentando su oferta, esta vez pagaría un euro por planta. El pueblo, se lanzó de nuevo a la búsqueda de dichas plantas.
                Pasadas una semana, se repitió lo acontecido inicialmente, el euro no compensaba las horas de búsqueda. Entonces, el hombre, multiplicó por tres su oferta y una vez más convenció a los pueblerinos. En ese tiempo, el hombre marchó dejando a cargo de un amigo suyo, la gestión de la compra de plantas. Este siguió pagando lo estipulado y gestionando las compras.
                Pasado un tiempo, la gente, contó al nuevo gestor que no quedaba ni una planta en todo el bosque ni en los bosques cercanos. En nuevo gestor, salió con una idea, el podía acceder al stock de las plantas, venderles cada una de las plantas por dos euros y así ellos, podrían venderlas por tres. Los de pueblo, sorprendidos y maravillados con tal idea, juntaron sus ahorros y compraron casi todo el stock de plantas. El gestor y el extraño visitante nunca volvieron para comprar las plantas.
                Este cuento podría ser perfectamente, una explicación válida de los que es el mercado de valores y la bolsa.