Una
vez en un pequeño pueblo apartado, llegó un extraño hombre. Vestía con un
estilo especial, la cara rasurada, el pelo hacia atrás y hablaba de una manera
atractivamente hipnótica. El hombre empezó hacer amigos, contando historias
sobre la gran ciudad y los habitantes del pueblo empezaron a frecuentar los
mismo bares que él, para poder coincidir y recibir esos informes de primera
mano, de un mundo que desconocían.
Pasado
un tiempo, el hombre se dirigió al grupo presente ese día en el bar de siempre,
i les dijo que estaba muy interesado en unas plantas que crecían en sus
parajes, hasta el punto que pagaría un euro por cada cinco plantas que le
trajesen. Los hombres y mujeres, un poco incrédulos, salieron a buscar unas
cuantas de esas plantas para comprobar la veracidad de esas palabras. El hombre
pago a cada uno de los que trajeron las plantas. Los habitantes, al ver que era
cierto, se lanzaron al bosque y empezaron a traer todas la plantas que
pudieron. El hombre, las compró todas.
Con
los días, la dificultad para encontrar plantas creció hasta el punto de que la
gente perdió el interés, ya que el tiempo que requería juntar las cinco plantas,
no compensaba el euro. Entonces el curioso visitante, se volvió a ellos aumentando
su oferta, esta vez pagaría un euro por planta. El pueblo, se lanzó de nuevo a
la búsqueda de dichas plantas.
Pasadas
una semana, se repitió lo acontecido inicialmente, el euro no compensaba las
horas de búsqueda. Entonces, el hombre, multiplicó por tres su oferta y una vez
más convenció a los pueblerinos. En ese tiempo, el hombre marchó dejando a
cargo de un amigo suyo, la gestión de la compra de plantas. Este siguió pagando
lo estipulado y gestionando las compras.
Pasado
un tiempo, la gente, contó al nuevo gestor que no quedaba ni una planta en todo
el bosque ni en los bosques cercanos. En nuevo gestor, salió con una idea, el
podía acceder al stock de las plantas, venderles cada una de las plantas por
dos euros y así ellos, podrían venderlas por tres. Los de pueblo, sorprendidos
y maravillados con tal idea, juntaron sus ahorros y compraron casi todo el
stock de plantas. El gestor y el extraño visitante nunca volvieron para comprar
las plantas.
Este
cuento podría ser perfectamente, una explicación válida de los que es el
mercado de valores y la bolsa.