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viernes, 4 de diciembre de 2015

Mi baño

     Se encuentra al término de un corto y estrecho pasillo, proporcionado a la propia vivienda, con una puerta de madera clara donde luce un pequeño cuadro representando un luminoso baño estilo colonial de colores blancos y negros, predominantemente. Pasada esta puerta encontramos este pequeño templo a la limpieza personal presente en casi cualquier hogar. En los laterales antagonizan el baño y el lavabo, el último con el correspondiente espejo, especialmente grande en proporción; el baño puede disimularse con una cortina decorada de plantas verdes, salvajes. La pica se conforma de un mueble más bien feo, semicircular, una balda central y seis cajones. En frente domina el inodoro que no se resalta por ningún atributo en particular; encima de este, a la altura de los ojos, domina un cuadro que con muy poco arte intenta detallar un pequeño pueblo de Ibiza. Enfrente, un bidé, casi desaparecido por la obligatoriedad de disponer de otro pequeño baño para la nueva princesa del lugar, baño que acaba por colapsar aún más un aseo ya de por sí saturado y pequeño. Los colores son casi exclusivamente blancos y verdes. Un fuerte verde marmolado manda desde el suelo, las paredes siguen el estampado anterior pero cambiando el fondo por otro blanco y dibujando una cenefa de rombos donde se repite ese intenso verde para así conjuntar suelo y paredes.

         Es un baño extrañamente original, angosto, hiperfuncional, de aire triste, con detalles de cierto mal gusto o desajustados pero en su conjunto aceptable y cómodo. Sin luz natural esos verdes y blancos lo salvan dándole un poco de luz y una sensación de limpieza. Así es mi centro de meditación activa, mi palacete de la limpieza, mi rincón de los extractos.

sábado, 28 de noviembre de 2015

Back to the blog

            Después de una larga ausencia me obligo a reaparecer, aunque con cambios y condiciones;  quiero renovar el blog, transformarlo, pasar de un fichero de opiniones a un laboratorio de práctica. Me gustaría practicar en abierto una de las pocas pasiones que pervive en mi maleta de imprescindibles. Pretendo, como anunciaba, dejar a un lado la opinión que irremediablemente me conducía a interpretar los temas desde prismas emocionales que sin remedio llevaban a la hipocresía; por lo que minimizaremos los juicios, aunque es preciso advenir que todo escrito encierra opinión, la intención es que esta no sea una acaparadora protagonista. Este laboratorio tiene afán de eclecticismo en cuando a estilos, creatividad y originalidad en contenidos, y sinceridad en sus conclusiones. Ha sido obligado también cambiar el título del blog como habréis comprado.
He continuado escribiendo durante este tiempo, mucho menos de lo que me hubiera gustado, pero por el contrario al venir de épocas necesitadas de luz creo que vuelvo más experimentado y, espero, menos maduro. El hecho de que haya decidido volver a publicar creo que tiene claramente dos percusores, la rigurosidad que supone cuando escribes saber que puedes ser leído por cualquiera y obvios síntomas de vanidad.

            Coaccionado por el compromiso que iniciaba éste escrito, debo ir finalizando el mismo para no caer en viejos hábitos. Espero que aquellos que visitéis el blog, no sólo os lo paséis bien, o no, sino que os sintáis con todo el derecho de opinar, recomendar o simplemente criticar lo que consideréis oportuno. Hasta pronto entonces y gracias por vuestro tiempo.

jueves, 29 de agosto de 2013

Adiós sociedad


            El “viaje” acaba. Sentado en mi butaca me dispongo a sacar conclusiones sobre las repercusiones que debería tener esta experiencia en el devenir de los próximos años, a diez kilómetros de altura intento elaborar una guía de nuevas y mejores prácticas para especiar mi vida con sentido y destino. Vuelvo a casa, después de un larguísimo tiempo, un tiempo útil pero algo vacuo, gris e incluso dañino; he madurado, pero al modo estándar, ese modo que encaja con lo cánones de esta, mi sociedad y aquí es dónde creo ha residido y reside mi problema. Pertenecía y obedecía a los roles y pautas de esta sociedad, pero siempre me he sentido desubicado, no me identifico con lo que me rodea y siento que, ahora sí, debo salirme, antes no sea demasiado tarde. 
            Me veo harto de vislumbrar en mi propia imagen otra mentira más, otra promesa incumplida, otro recitar sin acción, sin consecuencia. Tanto tiempo siguiendo un juego que casi parece obligado, casi hace que me olvide de mi mismo y mis delirios de juventud, mis ambiciones y auténticas inspiraciones para crear un mejor “yo”, ergo un mejor entorno. Ahora recupera sentido la duda que aparecía hace un par de escritos, la duda sobre el contenido de mis textos, no en tanto una duda en pro de los contenidos sino en la utilización, o mejor dicho, la no utilización de estos. Sin posibilidad de poder culpar a nadie, ni a nada más que a mi mismo, me veo obsesionado ahora con la idea radicalizar un cambio que hasta ahora no ha sido más que una susurrada e insegura promesa.
            Cuando emprendí este viaje lo hice con la intención de atisbar futuros objetivos para esta nueva situación tanto personal como profesional; no tenía idea alguna de en que podía resultar, ni si iba siquiera a resultar en algo pero parece que sí, algo se ha revelado. El cambio personal se concentra en el hecho de volver a mi tierra después de un largo tiempo y con intención de instalarnos, esta vez; ¿el profesional?: una parte ya fue descrita con anterioridad y la otra se conocerá a continuación.
            Con este escrito doy por cerrada una etapa abriendo al mismo tiempo otra, que se podría resumir en estas nuevas normas que he decidido autoimponerme: no realizaré ningún escrito más de opinión; doy por acabada mi carrera profesional, no tengo ningún interés en mejorar ni ganar experiencia en un arte que me produce desidia y una auténtica antipatía; otro compromiso, y este será duro, es despedirme y alejarme de la sociedad, no tanto de manera presencial cómo conceptual y referencial, pero desarrollaré un poco más este punto, que creo que es la base de mi nuevo rumbo, en el parágrafo siguiente; y para terminar, convertirme en un activista de mi pensamiento, se acabó hablar, pensar y recitar; es momento de ensuciarse, sudar y sangrar de ser necesario, por lo que creo y estoy convencido de que de este “sufrimiento” nacerá mi definitiva tregua en entre el mundo y yo o lo que es lo mismo en yo y yo mismo.
            Mi divorcio con la sociedad es esencial para la consecución de este objetivo, es imposible seguir esta senda si continuo apoyándome en las referencias que me envuelven. Nos preocupa más quien hará el próximo Batman que la destrucción de un ecosistema ya lisiado y que es fuente y soporte de todo lo que compone este mundo; en nuestro país se caen la educación, sanidad, estado del bienestar en general, de manos de los mismos que nos están robando en nuestras narices y aparte de las quejas típicas y tópicas en colas de supermercado y butacas de peluquerías, poco más hacemos; las diferencias económicas son más insultantes día a día, el hambre en el mundo no sólo no se redime sino que crece año tras año al igual que la contaminación, el cambio climático, la extinción de especies…; no sabemos ni lo que nos dan de comer y nos comemos todo lo que nos dan. Los responsables de toda esta mierda somos todos y cada uno de nosotros sin excepción, ni los que mandan, ni los ricos, ni las grandes compañías; yo soy responsable, tu lo eres y tu vecino lo es, con nuestro silencio, nuestra crítica sin acción, con nuestro consentimiento. Este mundo no necesita más poetas, cantantes, directores o periodistas, este mundo llora por activistas, personas de acción que antepongan el mundo a si mismos, por eso me despido de mi sociedad y me adentro en lo que se será un mundo con mucho para compartir pero pocos con quien; me es imposible ignorar más mi propia mentira, ya no puedo silenciarme más.
            ¿Qué voy hacer?, pues seguramente muy poco, tan sólo espero que sea lo mejor y más que pueda dar y no será hasta que lo haga que lo exponga, es hora de cambiar el método para conseguir resultados diferentes. Agradezco ya a los que se me van a dar soporte, del mismo modo que excuso a los que no lo van entender. Vamos allá entonces.
            Este será un proceso arduo difícil, me refiero que uno no da un giro de estas características en una semana, mes o un año. Esto no es algo que no vaya a suponer repetir errores pasados, caer en automatismos equivocados, ser absorbido veces por la duda, equivocarse de nuevo a fin de cuentas. Soy consciente de lo que intento hacer, cómo siempre lo he sido. Que me sorprenderé, que hay muchas posibilidades que eligiendo caminar contra una corriente tan potente, quede arrastrado o arrasado por ella, puede… pero garantizo que voy a intentarlo con todo lo que tengo y con todo lo que he obtenido de mis pasadas experiencias, esas son las únicas armas de las que puedo valerme así cómo de la fuerza de mi propio deseo y convicción, y porque no de la esperanza de que la fortuna simpatice con mi nuevo objetivo.
            Antes de acabar, una aclaración: se han acabado los escritos de opinión, en estos incluyo todo lo que se relacione con asuntos externos a mi persona o vida, opiniones políticas, de actualidad, hechos específicos de terceros… pero mi blog continuará siendo un lugar de experimentación narrativa y cavilación personal, por lo que sólo excluyo esos artículos que tengan que ver con análisis de la sociedad o sus integrantes. El motivo es obvio, sólo puedo opinar de lo que conozco y controlo, porque sólo eso puedo cambiar. Soy consciente de cuánto se estrechará mi lista de temas pero es un sacrificio obligado para mantener una concordancia con mis credos.



http://www.youtube.com/watch?v=xNaaQDrUfwc

lunes, 19 de agosto de 2013

Fin del ayuno


            Más de veinticinco de  cocos (sólo su agua), algo más de quince litros de café por vía anal, dos cientos cuarenta horas sin masticar, dos sesiones de hidrocolónico con un acumulado de unos cien litros, siete kilos menos de peso, barro líquido para construir un tiesto, agua, mucha agua, algún que otro masaje, hambre, cansancio y hastío. Estos han sido mis números en un intento personal en deshacerme de todo lo acumulado durante estos ocho años de mal vivencia en China, si el resultado ha sido óptimo o no, no puedo evidenciarlo; sí puedo asegurar que las sensaciones son mucho mejores que las sentidas antes de empezar el proceso: una mente más liviana, un cuerpo más energético, sensaciones más lumínicas y una mejor predisposición al mañana.
            Ahora nos queda romper el ayuno, que con un primer día de experiencia ya puedo asegurar que va ser también ardua tarea. El proceso es el siguiente: primer día sólo un tipo de fruta, segundo día dos tipos, tercero vegetales crudos y fruta, cuarto puedes mezclar lo del día anterior y del quinto a décimo puedes repetir lo expuesto. La cuestión reside que en cuanto comes algo tu cuerpo o estómago despierta, así como esa insaciable hambre de los primeros días y ya te puedes hinchar a manzanas que la ansiedad de grasas o alimentos mucho más procesados nubla notablemente tu iniciativa, pero llegados a este punto tiraremos de espíritu.
            Consciente de que aún no he acabado, me siento complacido con el resultado hasta ahora recopilado de este repetida experiencia, con algunos flecos, he obtenido lo que venía buscando y eso siempre es revitalizante, a parte de los propios beneficios del proceso. No me engaño sobre la dificultad contraída con el compromiso personal de mantenimiento de los resultados obtenidos, lo más complejo acostumbran a ser el primer paso y el mantenimiento.
            Ha aparecido durante estos días un duda interna que va cogiendo forma con el paso de las horas: no estaré radicalizando mucho el contenido de mis retos, podré nunca frenarlo o incluso abortar para saborear lo obtenido hasta el momento… pero mientras escribo esta misma duda, mi propio mecanismo de defensa me insiste en la poca importancia de la repuesta, mientras siga cómodo, fuerte y decidido, voy a tirar para adelante a mi manera, que es la única que ha resultado funcionar; y en cuanto a disfrutar de lo conseguido, eso ya lo hago, hasta el punto de que hago lo que me da la gana des de hace más de diez años y no parece que eso vaya a cambiar, mientras no me distraiga con apegos que requieran compromiso –el peor es mantener un nivel económico alto- podre seguir con el control de mi devenir, que no es más que andar y subir y si puedo empujar a alguien en el proceso, mucho mejor.

jueves, 15 de agosto de 2013

Sexto día, por fin algo de luz aunque oyeron un trueno.


            Seis días y cinco largas noche de visceral lucha interna. La última vez que hice el mismo proceso de limpieza fue mucho más liviano, llevable, pero está vez está siendo mucho más duro. El primer par de días, el hambre es la única y omnipresente protagonista, te consume, verifica con mano de hierro tu convicción, se ríe de ti, y lo hace de manera gradual, hasta que al final esa risa abruma cada uno de tus pensamientos; la segunda noche los sueños se convierten en un desfile de cortos sobre comida, comer o comido; algo que ahora des de la distancia se ve como simpático, pero que durante el proceso, se vive con poca gracias.
La primera vez que hice este “Colonic Fasting”, cuando se fue el hambre, estaba más o menos bien, flojo, pero bien; esta vez no, esta vez han sido cuatro días muy intensos: físicamente sin un ápice de energía y mentalmente profundamente oscuro y decaído.
            Esta noche ha sido la subida final, final y radical. Habré dormido unas cuatro horas, si las he dormido. Me fui a la cama a las 10:00 y a las 4:00 aún maldecía el reloj. Contando que estuve leyendo una hora, deja la operación en cinco inacabables horas de combate con mi mente: chillaba, jugaba, se repetía, se contradecía, se maldecía…; llegué al punto de pensar en tomarme una Dormidina, pero me pude reponer, convencer.
Entonces, cómo pasa a menudo, después de la noche ha llegado la mañana. A las ocho, debemos despertarnos para realizar el proceso de “colonización”, -para los que no sepan de que va, podrán encontrar una descripción más completa en los escritos del pasado Agosto- el litro y medio de agua con café por vía anal, el barro ingerido, así como las hierbas y vitamina C. Esto es una rutina que se debe realizar a diario, sin excepción, y hoy de verdad que no me veía con coraje de si quiera empezarla, pero una vez más, el narrador se ha convencido y lo realizado satisfactoriamente. Más tarde teníamos una de las clases teóricas y luego dos horitas de relax antes de una clase de cocina natural; el relax ha consistido en sentarnos, yo y mi compañero de hambrunas I., en el sofá, apenas hablarnos y mirar algo el móvil y mucho la pared mientras íbamos suspirando, a destiempo o coordinados. En un momento dado de este proceso de auto derrumbamiento, me encabritado conmigo, mi yo, mi subconsciente y básicamente todo lo que se menea y he decido refutarme a mi mismo y salir de ese antro de mierda interno. He meditado algo menos de media hora, para intentar encontrar algo de energía restante y cuando he creído tener y retener lo suficiente, me he puesto a andar, pero andar, andar; he andado una hora y cuarto a lo que me daban las piernas, mientras pensaba: “Sino puedes cagarlo, quémalo”, para ser franco lo pensaba en inglés porque era mucho más melódico, “if you can’t shit it, burn it”, y el cuerpo ha escuchado, carai si lo ha hecho, he empezado a sudar y cuando más sudaba más energía recibía… total que ha sido un proceso muy liberador, hasta el punto que puedo aventurarme a advenir que nos despedimos de los días grises para deleitarnos con la renovada luz que parece aparecer.

            Para acabar el relato de hoy, y con el permiso de mi compañero, voy añadir un anécdota que él ha vivido mientras yo atendía unos asuntos personales. Pues bien, resulta que I. atendía con atención la lección, -cómo siempre hace, persona responsable y respetuosa dónde las haya,- la clase de cocina de H., la “profesora, guía o como quiera definirse”, para una mejor referenciación, la clase de cocina es práctica, por lo que H. explicaba mientras manipulaba algunos de alimentos con los que trabajaban; H., es una mujer de 64 años que es la responsable de todos estos proceso de limpieza y que tiene la curiosa tendencia de que cuando esta explicando, hablando o escuchando de pie, adopta una curiosa postura de flamenco, apoyando unos de sus pies en la rodilla contraria, creando así un imperfecto pero solido triangulo; pues bien, en este momento concreto de la experiencia, ella se encontraba en esta posición, y aquí viene la anécdota, realizando su explicación ha hecho una pausa, para tirarse un boina de unos seis o siete segundos, I. no está muy seguro del tiempo, se conoce que se impacto en demasía para cronometrar en condiciones… por cierto, por los que no lo han pillado: boina = súper pedo. Pasada la boina o sombrero de mejicano, según se disponga, a proseguido su explicación sin mediar disculpa ni apunte a lo sucedido, a lo que mi amigo I. y otra de las participantes del curso, no les ha quedado otra que mirarse con cara de búho a las doce de la noche, I. ha tenido que luchar durante un largo minuto para no reventar en el suelo de risa.
- Amigo I. así es el mundo natural y de los naturistas, puedes hacer lo que dispongas mientras lo hagas actuando con naturalidad.