Ocho
años, el primer cálculo fue de siete pero resultaron ocho, ocho para vislumbrar
la luz de un objetivo, un sueño, una misión vital; su consecución aunque no
comprobada si es, a día de hoy, completa. Resulta complicado describir en que
ha consistido esta aventura sin caer en pragmatismos, resaltaré que ha sido un
camino hacia acariciar la posibilidad de libertad en la máxima expresión que mi
entorno y pericias podían permitirme; ha sido un nado a contracorriente y sin
demasiados soportes de los que ayudarme, con una repetida sensación de ahogo;
aunque ocho años pueden entenderse como un largo tiempo, la verdad es que la
intensidad de estos demuestran la dificultad, al menos con mis limitadas
cualidades, para su consecución; la desesperación y el asombro me han
acompañado durante todo el trayecto, la primera fue más protagonista en los
inicios la segunda es la que ahora más me abruma; ha sido un trayecto
adictivamente intenso, repleto de cambios de sentido, de ritmo, de suerte; lo
más importante es que ha sido mi camino, lo diseñe, lo planee y lo he
ejecutado, de manera completamente diferente como lo había rumiado, pero al fin
y al cabo ejecutado.
Ahora
desconozco cuál será el próximo, incluso no estoy seguro si habrá próximo, al
menos de un estilo cómo el que aquí rememoro… Buscaba hacía años una libertad
que me permitiera hacerme con el tiempo necesario para descubrir algunas
verdades que aún creo tener enturbiadas en mis adentros, verdades ontológicas,
banales para muchos, vitales para demasiado pocos. Necesito distancia del que
hasta ahora ha sido mi entorno, mi seductor destino, mi segura perdición; este
entorno de verdades virtuales, de prefabricados axiomas y fútiles misiones
heredadas, llega a convencerte de su validez, de su “increíble” lógica, su
desbocada corriente te atrapa irremediablemente y te empuja hasta un mar de
nihilismo y soledad al que, seguramente por miedo, siempre he rehusado acabar.
Sin
certeza de si conseguiré acercarme remotamente algunas de estas anheladas
nuevas verdades, pero con la convicción de que debo seguir andando y que debo
hacerlo por los caminos más complicados y empinados, ya que son estos los que
te disponen en posiciones más elevadas des de las que puedes probar de
vislumbrar más, de lo que la bajeza de los valles se aseguran de esconder.
Caminaré entonces, hacia adelante, pero sin dudar si se presentara necesario
recular; hacia arriba, pero sin miedo a bajar de ser necesario; incansable,
pero lo suficientemente lento como para disfrutar de la ruta, primer y último
objetivo de cualquier camino.
Siento
no poder disponer un texto más específico, pero de hacerlo estoy convencido que
sería malinterpretado. Al final los sueños siempre son confusos y sus
interpretaciones variadas y múltiples, este no es más que otro de estos sueños
que conduce irremediablemente a uno de superior –si el primero ha sido
complejo, me derrito por sufrir las dificultades de este nuevo- y cuando digo
sueño, me refiero a una propósito que ya por su dificultad, ya por su
divergencia con lo que nos rodea, se convierte en una difícil hazaña y en un
mágico ejemplo de que el mundo es mucho
más vasto de lo que nos intentan convencer. Lejos de querer pregonar que mi
verdad es superior a la que acostumbra a prevalecer, si aconsejaré que si
alguien siente un cierto afán de algo diferente, no mire a fuera para
encontrarlo sino que empiece por dentro; la verdad siempre empieza por dentro,
lo de fuera no se puede controlar, sólo nuestra reacción hacia ello, ese es el
primer gran paso para entender el mundo por uno mismo, y repito, quizá entender
el mundo por uno mismo sea inferior a tan sólo interpretar lo que muchos se
encarecen en explicar, en mostrar, enseñar o imponer. Quizá y sólo quizá, ahora
que el mundo parece que se sume en otra de sus cíclicas sombras, sea el momento
idóneo para plantear nuevas vías de realización, los que así lo sintáis, no
esperéis, esperar sólo duerme y consume tiempo, tiempo siempre necesario,
siempre consumiéndose… para llegar a cualquier sitio sólo hace falta un primer
paso, ese siempre es el más complicado porque es el único que va acompañado de
una decisión, después, seguro que se sucederán otros momentos complejos, pero
difícilmente tan complicados cómo el primero, porque cada paso endurece tus
piernas, tu mente y tu alma, y eso amigos es lo único importante de caminar,
endurecer y prepararnos para el irremediable ser definitivo